En la mañana del 12 de marzo de 1938, el ejército alemán entra en Austria, sin encontrar oposición. Hitler llega más tarde ese día, visita su lugar de nacimiento y la tumba de sus padres. Tres días más tarde, el 15 de marzo, brinda un discurso en Viena y declara oficialmente que Austria pertenece al Imperio Alemán: El Anschluss. Austria es ahora una provincia alemana: el Ostmark. Hitler nombra a Arthur Seyss-Inquart como gobernador.
Muchos alemanes y austriacos están tan entusiasmados como Hitler, pues anhelan desde hace ya tiempo la fusion entre ambos países.
El 10 de abril, los nazis organizan un referéndum, con el fin de legitimar su acción militar. Más del 99% de la población austriaca vota a favor de unirse a Alemania. Este porcentaje es, sin duda, alto, debido a que el voto no era anónimo. Los opositores no se atreven a votar en contra.